El cuerpo incontrolable pide ser apaciguado
Un torrente de impotencia te hace desvariar
Y embelesas esas pequeñas apreciaciones criminales
Bien que tenes desdicha.
Caes en la comodidad,
la consolación del cobarde justificado,
El velado que lucha por su luz
La mentirosa que vuelve a reír
Caen lentamente como un parpado.
Cerras ese momento, lo congelas
Te sentas en tu cubo de hielo
abrazas el deseo de dejarte llevar
Seguís persiguiéndote?
Tu alma no hayó lamento que la arraigue
Te desbordaste al fin
y en silencio te ahogaste
Ya no hay pena que te valga el viaje...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario