Era un sueño, el sentía sus suaves dedos en su piel, no veía su rostro pero divisaba un pequeño rasgo que retumbaba incesante en su memoria.
Cada instante que pasaba el olor se hacia mas intenso y las rosas asomaban buscando cualquier signo de cordura del cual aferrarse, pero era natural de ellas dejarse ir.
No parecía haber nada claro, solo el viejo sentimiento, eso que le era tan familiar y duradero, el recuerdo.... Ese ancla que, sistemáticamente, lo mantuvo en el mismo banco de arena aferrándose por una pequeña eternidad.
La cual parecia desvanecerse a medida que sus preciosos toques le daban otro signo de presencia de aquel hermoso olor, dulce y distante, cercano y frágil como los dedos que ahí lo tocaban.
En el momento que su espalda parecía entumecerse por el halo de luz que sentía envolviéndolo, comprendió de quien era ese rostro, comprendió que es lo que hacia allí y porque sentía esa necesidad de acercarse y tocarlo una vez mas.
Era un sueño pero era fuerte, era demasiado fuerte para comprenderlo, pero decidió seguir esa forma de luz que resonaba como un eco , y armado con el valor de los recuerdos la abrazo.
Ella se volvió y el olor termino de endulzar el ambiente, ya no importaba el lugar, la suavidad era cálida y una risa retumbo a lo lejos mientras el volvía a la realidad que había dejado atrás.
Era su sueño y había terminado,pero el olor seguía allí, los mismos dedos lo tocaron y un beso supo devolverlo a la realidad, ella estaba allí y volvieron a jugar al amor...
Una vez más.